En el último tiempo, se ha vuelto prioritario fomentar los buenos hábitos alimenticios de las personas, especialmente en espacios laborales donde una nutrición adecuada adquiere cada vez mayor relevancia.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la alimentación es un factor importante en las condiciones de salud de los trabajadores y en su productividad. En ese sentido, hay estudios que avalan que la nutrición y la alimentación están fuertemente ligadas al buen funcionamiento biológico del organismo. Por ello, es fundamental considerar una dieta acorde al tipo de trabajo desempeñado y el esfuerzo físico demandado.
Una primera consideración a tener en cuenta es que una persona que trabaja de lunes a viernes debiese comer cuatro comidas diarias, ya que de acuerdo al Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), saltarse una merienda como el desayuno o el almuerzo genera riesgo de hipoglicemia. Así, la disminución de la concentración de azúcar en la sangre repercutiría en la disminución de los períodos de atención y ralentización en el trabajo. Las consecuencias no solo derivarán en un menor desempeño, sino también en riesgos de seguridad al disminuir la concentración.
Según la jefa del Departamento de Planificación de Aliservice, Macarena Hurtado, “es fundamental que la alimentación que tenga un profesional al día considere varios factores, tales como la relación entre su peso y estatura, requerimiento calórico y condiciones a las que se enfrenta su gasto energético diario”.
Asimismo, personas que cuentan, por ejemplo, con deficiencia de hierro podrían experimentar un deterioro en su capacidad física, sumada a una disminución en el desempeño laboral, la aparición de debilidad, flojera y falta de coordinación.
Un acelerado ritmo de trabajo, presión y exceso de trabajo podrían afectar al apetito y generar cambios poco recomendables en los hábitos alimenticios, como comer en forma excesiva o hacerlo compulsivamente. De acuerdo con el INTA, un trabajador obeso, con un exceso de nutrientes críticos en su alimentación, tiene el doble de probabilidades de ausentismo que una persona con un estado nutricional normal.
“En ese sentido, se vuelve cada vez más importante tener tiempo y respetar los horarios para comer y no saltarse comidas, para contar con la energía suficiente para una jornada laboral”, puntualiza Macarena Hurtado
En las últimas décadas, la población chilena ha experimentado una transformación en los hábitos alimentarios, pasando en muy poco tiempo de enfrentar problemas de desnutrición a otros vinculados con la obesidad, y se requieren cambios y hábitos que reviertan esta situación.
Esto lo respalda también un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que expone que una adecuada alimentación y la práctica constante de actividad física por parte de personas que trabajan, podrían incrementar los niveles de productividad en un 20%.